Anticoncepción y Depresión

El uso de anticonceptivos orales representa uno de los métodos anticonceptivos más confiables y aceptados alrededor de todo el mundo, incluso se considera que, diariamente, 80 millones de mujeres utilizan anticonceptivos orales.1

En México, para el año 2018, el porcentaje de mujeres en edad reproductiva que utilizan métodos anticonceptivos fue de 53.4 %, siendo ligeramente mayor que al año 2014 (51.6 %). Así mismo, se observó que 7 de cada 10 mujeres en edad de 15 a 49 años han utilizado alguna vez un método anticonceptivo.2

A pesar de considerar a los anticonceptivos orales como un método cómodo y reversible, con un perfil de tolerabilidad confiable, existen diversos efectos adversos que pueden presentarse con su uso, como lo son un mal control del ciclo menstrual, dismenorrea, aumento de peso, síntomas depresivos, entre otros.

De acuerdo con la ENSANUT 2018, el 10.8 % de los adolescentes en México presentan sintomatología depresiva, y la incidencia es 1.5 veces más elevada en mujeres que en hombres. Respecto a los adultos, el 17.9 % de la población adulta mexicana presenta sintomatología depresiva, y la incidencia es aproximadamente 1.8 veces más elevada en mujeres que en hombres.

Estos efectos adversos orillan a las pacientes a suspender o cambiar el uso de su anticonceptivo. Un estudio en Alemania con una población mayor a las 10,000 pacientes encontró que el 93 % de las usuarias de anticonceptivos orales suspendieron o cambiaron la marca del anticonceptivo oral.1

Cada vez existe mayor evidencia que los esteroides endógenos tienen interacción con el sistema nervioso central; el estradiol está asociado con un efecto estimulante, mientras que la progesterona con un efecto inhibidor. La progesterona ha mostrado un efecto ansiolítico, estabilizador de ánimo, anestésico y antiepiléptico, todo esto dependiendo de la dosis.4

Conociendo estos efectos de la progesterona, se realizaron diversos estudios con algunos de sus derivados. Se encontró una mejora significativa en los síntomas depresivos en aquellas pacientes a las que se le administró clormadinona y etinilestradiol en conjunto, además, en el 88.9 % de las pacientes se observaron estos efectos positivos desde el cuarto ciclo de uso de clormadinona y etinilestradiol.4

Así mismo, después de 12 ciclos con clormadinona y etinilestradiol, el 90 % de pacientes que presentaban cuadros depresivos tuvieron una abolición completa de los síntomas.4

Además de obtener una mejora en los síntomas depresivos, aquellas pacientes que cambiaron su anticonceptivo oral por clormadinona y etinilestradiol obtuvieron una mejoría en los demás efectos adversos (acné, dismenorrea, cefalea, entre otros) con un 80 % de reducción o desaparición de los mismos.1

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  1. Schramm, G., Heckes, B. (2007). Switching hormonal contraceptives to a chlormadinone acetate-containing oral contraceptive. The Contraceptive Switch Study. Contraception, 76(2), 84-90. 
  2. INEGI. (2018). Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID). Base de datos. SNIEG, Información de Interés Nacional.
  1. Shamah-Levy T, Vielma-Orozco E, Heredia-Hernández O, Romero-Martínez M, Mojica-Cuevas J, Cuevas-Nasu L, Santaella-Castell JA, Rivera-Dommarco J. (2020). Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018-19: Resultados Nacionales. Cuernavaca, México: Instituto Nacional de Salud Pública.
  2. Huber, J., Heskamp, M., Schramm, G. (2008). Effect of an Oral Contraceptive with Chlormadinone Acetate on Depressive Mood. Clin Drug Invest 28 (12):783-791
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