Uso de Progesterona Natural Micronizada en el Climaterio

El climaterio se define como el proceso de envejecimiento durante el cual una mujer pasa de la etapa reproductiva a la no reproductiva. En caso de que existan síntomas, se le conoce como síndrome climatérico. Así mismo, la menopausia se define como el cese permanente de la menstruación, la cual se diagnostica después de 12 meses consecutivos de amenorrea sin presencia de otra causa patológica. En la mujer mexicana ocurre aproximadamente a los 47.6 años, con un rango entre 41 a 55 años.1,2

Se espera que para el año 2035, en México 1 de cada 3 mujeres se encontrará en la etapa del climaterio o en la posmenopausia, y con una expectativa de vida de 83.4 años. A pesar de estos datos, no contamos con estudios epidemiológicos representativos bien diseñados en México para conocer las estadísticas reales de pacientes con síndrome climatérico, se considera que la población se encuentra subestimada.1,2

Actualmente, el manejo más adecuado para el síndrome climatérico continúa siendo la terapia de reemplazo hormonal. Aunque se considera utilizarla, ya que los síntomas del climaterio son transitorios, alrededor del 50 % de mujeres posmenopáusicas son sintomáticas hasta los 65 años, y algunas incluso 24 años después de su última menstruación, por lo cual se vuelve fundamental ofrecerles un tratamiento eficaz y seguro.3

Actualmente, el estrógeno más utilizado es el 17-B-estradiol, mientras que el progestágeno más utilizado es la progesterona natural micronizada, la cual es bioidéntica.4

Se pensaba que el uso de progesterona micronizada no otorgaba una protección endometrial suficiente, sin embargo, en el estudio clínico PEPI, el cual tuvo una duración de 3 años, se observó que el uso de estrógenos con progesterona micronizada secuencial 200 mg por 12 días otorgó una protección endometrial adecuada comparado con placebo.3

En cuanto a la seguridad cardiovascular, la progesterona natural micronizada ha demostrado no modificar el riesgo de trombosis venosa (de acuerdo con los estudios ESTHER y E3N).3

Diversos estudios han mencionado que el uso de progestágenos pueden revertir los efectos benéficos que poseen los estrógenos. En el estudio KEEPS se administró progesterona micronizada cíclica, tanto en pacientes con estrógenos orales y transdérmicos, encontrando que no afectó los efectos benéficos estrogénicos en lípidos y en la resistencia de insulina, y tampoco impactó la presión arterial (como también se observó en el estudio PEPI).3

Así mismo, varios estudios han sugerido que pacientes con terapia combinada de estrógenos con progestágenos tienen mayor riesgo de cáncer de mama que aquellas que únicamente reciben estrógenos. En el estudio PEPI, estudio aleatorizado controlado, se compararon cambios en la densidad mamográfica entre pacientes que recibieron medroxiprogesterona vs progesterona micronizada, encontrando que aquellas que recibieron medroxiprogesterona tenían un aumento de la densidad mamográfica y con mayor frecuencia, esto en comparación con el grupo que recibía progesterona micronizada.3

En el estudio de cohortes francés E3N (el cual tuvo una duración de 8.1 años), el uso de terapia hormonal combinada de estradiol con progesterona micronizada no demostró un aumento en el riesgo de cáncer de mama.3

Si bien, la terapia hormonal combinada no revierte los efectos de la edad, es fundamental ofrecer una terapia optimizada para mejorar la calidad de vida de las pacientes y disminuir los riesgos, siendo la combinación de estradiol con progesterona micronizada una opción segura y eficaz.3

REFERENCIAS:

  1. Guía de Práctica Clínica Atención del Climaterio y Menopausia, México; Secretaría de Salud. 2010
  2. Vazquez J, Morn J, Motta E. (2010). Estudio del climaterio y la menopausia. Colegio Mexicano de Especialistas en Ginecología y Obstetricia, A.C. 
  3. L’Hermite, M. (2013). HRT optimization, using transdermal estradiol plus micronized progesterone, a safer HRT. Climacteric, 16(sup1), 44-53. 
  4. Deligdisch, L., Mares, A. (2020). Hormonal Pathology of Uterus. Advances in Experimental Medicine and Biology. Springer. Volume 1242.
¡Haz clic para calificar esta publicación!
No Comments

Lo sentimos, el formulario de comentarios está cerrado en este momento.